miércoles, 15 de marzo de 2017

2. Yo como usuario/usuaria



En esta sesión hemos trabajado con el concepto de ayuda, concretamente la relación de ayuda. La práctica consistía en que cada persona recordase alguna experiencia personal en la que haya  tenido una relación de ayuda con algún profesional. Cada persona anotaba esa experiencia, indicando cómo se realizó, los sentimientos que le causaron el tratar con esa persona, el motivo por el que solicitar en aquel momento dicha ayuda… realizando una valoración de dicha relación. 

Al plantearnos el recuerdo de dicha experiencia que hayamos tenido, recordar si nos fue útil dicha ayuda, de si tuvimos sentimientos negativos o positivos… Una vez que teníamos nuestra propia experiencia, la compartíamos con nuestras compañeras de grupo, ayudándonos a expresarla y a sentirnos o no identificadas con las historias de los demás. Para terminar, elegíamos la historia que finalmente íbamos a compartir con la clase. 

Nosotras elegimos la historia de una compañera que había tenido una mala experiencia en cuanto a la ayuda que recibió en un ámbito médico. Todo empezó con un simple catarro que fue a más y desembocó en una faringitis, tras semanas de reposo y antibióticos, resultó que el dolor de garganta no tenía comparación con el dolor que empezó a sentir en el estómago. Al estar semanas enferma, se encontraba muy débil para acudir a su médico de cabecera, por lo que solicitó el servicio a domicilio. 

El primer encuentro de ayuda fue con la enfermera que acudió a su casa. Tras explicar sus sintómas, no recibió ningún diagnóstico claro, ni ninguna solución médica, además de comentarios que quitaban importancia a su dolor dejándolo como una simple exageración. Por lo que la ayuda médica era nula y además le hizo sentir mal y ignorada. Con el paso de los días ese dolor iba a más provocándole delirios debido a que no era capaz de beber ni comer por miedo a que incrementase ese dolor, llegando a ser, como explica ella, un dolor insoportable. 


La segunda visita que recibió a casa, para explicar que su situación estaba agravándose, no mejoró el trato de la misma enfermera, que nada más entrar por la puerta de la casa, realizó frase irónicas de que estaban viniendo repetidas veces, tras la segunda oscultación tampoco pudo decirle lo que realmente estaba ocurriendo. Su peso estaba bajando, los delirios aumentaban y el dolor  no cesaba por lo que, aunque ese trato que estaba recibiendo era muy desagradable, solicitó la visita una tercera vez, y no fue diferente aquel trato. En aquella visita, comparó que el dolor que estaba sintiendo, era minúsculo comparado con un parto, palabras textuales ‘Si te duele, ya parirás’ y como última posible solución que le dio, fue acudir a Urgencias. 


Tanto la chica como su familia no le dio gran importancia, puesto que estaba por delante la preocupación por el estado actual de su hija. Dos días después decidieron acudir directamente a Urgencias, donde fue hospitalizada de urgencia, porque la perdida de peso le había echo comenzar un proceso de deshidratación. El trato que recibió en el hospital fue amable durante la semana que estuvo ingresada, además de ayudarla con su estado de salud, recibió un trato mucho más agradable y delicado. Por lo tanto, de esta experiencia podemos obtener una experiencia muy negativa en torno a la relación de ayuda que estamos trabajando.

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