En esta ocasión, la práctica duraba
dos semanas.
La semana pasada el profesor nos
planteó la actividad: teníamos que pensar una situación en la que un usuario
con una problemática social (drogadicción, ludopatía, bullying, maltrato, etc.)
acudía a los Servicios Sociales a solicitar ayuda a un trabajador social.
En nuestro caso, elegimos el tema
de la ludopatía. Paula era la usuaria y Verónica la trabajadora social. Entre
las tres pensamos las preguntas que la trabajadora social le haría a la usuaria
para poder indagar en el caso y conseguir evitar las violaciones del lenguaje
que explica el metamodelo: la eliminación del sujeto, generalización y
distorsión (tergiversación del lenguaje).
El primer día solo dio tiempo a que
lo representaran dos grupos, y el profesor, sin que nadie se lo esperara, dio
un giro a la práctica y nos dijo que iba a salir un profesional de un grupo y
un usuario de otro. De esta manera el juego de rol sería más real ya que el
trabajador social no sabe qué problemática tiene el usuario al que va a
atender.
Esta semana lo hicimos el resto de
grupos y fue muy interesante, ya que surgían situaciones imprevistas que había
que resolver de manera improvisada, pero siguiendo siempre las pautas que debe
seguir un trabajador en una primera entrevista para indagar en el caso y
recabar información básica sobre la situación del usuario. Lo habitual en el
primer contacto con el usuario es que se muestre cerrado, a la defensiva, que
generalice, y que se sienta solo en su situación. Nuestro objetivo es romper
esta barrera que se crea y conseguir que se abra y nos cuente abiertamente todo
lo que piensa o sienta acerca de su problemática.
Pero para conseguir esto, no solo
tenemos que cuidar nuestro lenguaje verbal ya que también comunicamos con el
cuerpo y la mirada. En esto es en lo que quería el profesor que nos centráramos
y nos corrigió los fallos que cometíamos. Por ejemplo, habíamos grupos en los
que la trabajadora social se sentaba de una forma que parecía que no le
interesaba mucho la entrevista, en otros casos se sentaban demasiado cerca del
usuario lo que puede parecer un poco agobiante para éste.
En otros casos lo hicieron muy bien
y la postura era la correcta ya que parecía que mostraban interés y el contacto
visual era casi continuo y directo. De esta manera se demuestra que estás
plenamente atento e interesado en lo que la otra persona te está contando.
En otros casos, la mirada era
intermitente y en ocasiones miraban hacia la mesa, lo que puede demostrar
desinterés o incomodidad.
Consideramos que el resultado fue
positivo, ya que realmente nos vimos en situaciones bastante parecidas ante las
que nos tendremos que encontrar en un futuro. Así es como realmente se aprende
a manejarlas y a hacer sentir al usuario lo más escuchado y cómodo posible.